Apuntes para la historia de Irapuato… que bien aplican para entender la historia del Bajío.

Hace poco me llegó un comentario a consecuencia del artículo de la hacienda de Jaripitío, en donde me decía la persona oriunda de ese lugar que Jaripitío nunca había sido una hacienda y que yo era un mentiroso y demás lindeces que algunas personas suelen decir cuando se les está ampliando el panorama histórico del lugar donde siempre han vivido. Ese comentario me motivó a averiguar más a fondo sobre la historia de esa zona, que es la parte nororiente del municipio de Irapuato.

Encontré algo interesantísimo que nos da una idea de la codicia que hubo luego de la conquista y que se mantuvo así durante, al menos, un par de siglos. Así que transcribo lo encontrado en el libro que se llama precisamente Apuntes para la historia de Irapuato, en donde veremos como fue que surgieron las estancias, que luego dieron paso a las haciendas, congregaciones y pueblos de Burras, Jaripitío, Irapuato, Silao, entre otras:

“…La codicia despertada por las ricas vetas encontradas en los minerales recientemente descubiertos de Guanajuato, precipitó la colonización de las extensas llanuras comprendidas entre los minerales de referencia y la estancia de Irapuato, según puede verse en un viejo expediente conteniendo parte de la titulación de lo que fue “Estancia de San José de las Burras”; por esos amarillentos y semidestruidos papeles sabemos que…

“don Antonio de Mendoza Virrey, Gobernador y Capitán General que fue de esta Nueva España, el día veintisiete de enero de 1547, por ante Antonio de Trucios hizo merced a Pedro Muñoz, Maese de Roa de dos sitios de estancia en las Chichimecas, uno junto al río de Silao, cerca de un cerro y el otro, en el río de Guanajuato bajo la Estancia de Rodrigo Vázquez, el día 20 de julio de 1548, ante dicho Antonio de Trucios, el mismo señor virrey hizo merced al mencionado Pedro Muñoz Maese de Roa, de caballería y media de tierra en veintisiete de enero de 1547.

También consta de dicho testimonio que por escritura que pasó en la congregación de Irapuato de esta jurisdicción de Guanajuato, a catorce de mayo de 1596, ante Andrés de Valencia, escribano Alonso de Revollar vendió en venta real y con efecto, a Teresa de Rodas y a Martín de Goyas un sitio de estancia de ganado mayor nombrado Las Burras, junto al río de Guanajuato, sobre unos cues, alinde de estancia de dicho Antonio de Revollar, vendedor, por el río arriba que antes fue de Rodrigo de Vázquez, nombrado Guanajuato y por la parte de río abajo alinde de Estancia el Sitio de Silva y la Fuente del Obispo; y asimismo le vendió caballería y media de tierra dentro de dicha Estancia de Burras; y en la misma fecha de la escritura de venta, se presentó con ella el mencionado Martín de Goyas ante la justicia de la Congregación de Irapuato; pidiendo que el título que parecía en poder de dicho Alonso de Revollar, con que le había vendido la enunciada Estancia de Burras y la caballería y media de tierra, se le diese testimonio, el cual se mandó dar y se dio por Andrés García de Valencia de Su Majestad de las dos mercedes de los dos sitios y tres caballerías de tierra, que van citadas.

Igualmente consta por dicho testimonio de doscientas cuarenta y nueve fojas que el expresado Martín de Goyas y Juan Calderón, su mujer, por escritura que pasó en la congregación de Silao, en veinte de septiembre del año 1716 ante Santiago Uribani, escribano público, vendieron a Diego Burgos una estancia de labor en los llanos de Silao, que alinde con la estancia de don Juan Altamirano y por otra, y así mismo le vendieron otro sitio de estancia de ganado mayor nombrado Burras alinde por una parte con Estancia de Alonso Gutiérrez y por otro con Estancia de dicho Santiago Uribani, escribano ante quien se otorgó esta escritura; y por otra con Estancia de Diego Muñoz que llaman Jaripitío y así le vendieron la parte que tenía en dicha estancia de Jaripitío.

También consta por dicho testimonio que el día seis de agosto del año de 1552 el excelentísimo señor don Luis de Velasco, virrey que fue de esta Nueva España, hizo merced a Lino de León Romano de un sitio de estancia para ganado mayor en las chichimecas, linde con estancia de Rodrigo Vázquez en una quebrada donde nace agua, junto a un carrizal donde está un saus grande, en cuya merced se dice que dicho sitio se llama las Quebradas”. Hasta aquí el contenido de aquellos viejos documentos.

La colonización llevada a cabo en los lugares antes mencionados obedecía como ya dijimos, al aumento y prosperidad en las minas de Guanajuato; pues como a tiempo veremos, esa misma prosperidad motivó el desarrollo agrícola del Bajío pues las Estancias de Irapuato, Silao y Jaripitío, fundadas con prosperidad al descubrimiento de las minas en Guanajuato. (1)

Si has leído las dos docenas de artículos que aquí he publicado sobre las haciendas, creo que, a este punto, en los albores del Bicentenario, tenemos una idea un poco más clara de cómo fue que se pobló y desarrolló esta parte de México, el centro de México, el Granero de la Nueva España, El Bajío…

Las primeras siete fotografías fueron tomadas en San José de Llanos, lugar en donde se asentó la Hacienda de Burras. El monumento azul desde el cual se domina toda la llanura es una reminiscencia de la guerra Cristera, allí se ofició la última misa, antes del cierre de los templos. Verás al fondo la Sierra de Guanajuato.

Las fotografías 8 a la 12 corresponden a la que fuera la Hacienda del Copal, que se encuentra cercana a Irapuato, al fondo alcanzamos a ver buena parte del centro del Bajío.

Fuente:

1.- Martínez de la Rosa, P. Apuntes para la historia de Irapuato. Biblioteca de Historia Mexicana. Editorial Castalia, México 1965.

Esta última fotografía corresponde al Jardín Principal del pueblo de Jaripitío que ahora se llama Aldama. Jaripitío se ubica entre las que fueran las Haciendas de Burras y Copal, muy cercanas se localizan las de Calera, Arandas y Lo de Lopez.