jueves, 16 de diciembre de 2010

Algunos detalles de singular belleza en la Hacienda del Gallo

En Guanajuato llegó el momento en que hubo 960 haciendas, de la mayoría no queda nada, ni el recuerdo, si supiéramos cuantas hubo en todo el país, seguramente el número sería abrumador. Es por eso que ahora no me sorprende encontrar más y más haciendas, algunas abandonadas, otras casi desaparecidas entre la vegetación, unas más que por milagro se sostienen en pie, unas en proceso de reconstrucción y unas más (las menos) totalmente rehabilitadas. La que hoy nos ocupa está en procesos de reconstrucción, apenas se ha rescatado todo el cuerpo del frente, esa es la Hacienda del Gallo, cuyo nombre no es tal, pero, dado que en sus años de gloria tenía ese gallo que vemos en la foto como para rayos y veleta de viento, la gente optó por llamarala así.

El verdadero nombre de esta hacienda es El Molino, la razón es sencilla, hubo molinos allí. Fue propiedad de José María Martínez Negrete, solo que ahora no veremos de su historia, más bien nos dedicaremos a ver los detalles que encontré en ella. Quizá pensarás que es mucha mi obsesión por retratar lo añejo, lo caducado, lo caído... y pues sí, si es una cierta obsesión, solo que, lo que yo veo allí es pura belleza, como aquí, en esa ventana en la que podemos ver un muy buen trabajo de herrería que contrasta con el piso enlamado.

Las manchas que la humedad, y vaya que en esta zona de Vista Hermosa, que se localiza muy cerca del río Lerma y no lejos del lago de Chapala, hay humedad... los tonos que va adquiriendo ese piso humedecido durante años es, bello o, al menos, es lo que yo veo.

Indudablemente que esta fue la sala de baño, la tina, con sus escalones para bajar... no dudo que siendo el amo de la hacienda, el patrón, uno de los más ricos de México, sus baños fueran con agua caliente y con afeites europeos.

Este es otro de los detalles que me transportan cada vez que los encuentro en alguna hacienda: la pintura, ese trabajo elaborado, hecho a mano, con técnicas ancestrales, sin químicos, con mucha paciencia y talento se lograron estupendos tapices, de esos que ya no se hacen más.

Y dime si no es fabulso este techo caido en el que, sostenido por sus raíces, un nopal sigue vivo, seguro que en su estación hasta tunas tiene.

Aquí el piso está totalmente cubierto por el adobe que se ha ido deshaciendo con el tiempo, pero se conserva el trabajo de pintura, las cenefas, tan usadas en ese entonces le daban una amplitud aun mayor a las habitaciones...

Vigas, adobe, tejas... todo se desplomó, vencidas las maderas con la humedad...

Otro trabajo de la naturaleza, la humedad que está concentradísima en esta pared nos ofrece un extraño y bello diseño.

Y volvemos a pasar por la habitación del nopal que se niega a caer, pero ahora lo vemos desde otro ángulo.

Paredes que si hablaran nos contarían parte de la Reforma, toda la Revolución, la Cristiada y acabarían vociferando en contra el Reparto Agrario.

Esta fue otra sala de baño, mejor dicho, la sala de la fosa séptica.

Y hasta pasto brotó...

Maravilla de maravillas, una toma a todo lo largo de la hacienda, la cual, por cierto, era en base cuadrangular.

La alacena empotrada en la pared, como marcaba la costumbre de la épcoa. Y así acabamos con este recorrido de los detalles de la Hacienda del Molino, luego volveremos para ver todo el conjunto y recrearnos un poco, paseando por los corredores donde el rico, (de los de antes), Martínez Negrete lo hacía

Y nos vamos a caminar por el pueblo, Vista Hermosa, está en el estado de Michoacán, y como buenos michoacanos los cazos de cobre para las carnitas ya están listos...

Y como Vista Hermosa está en los límites con el estado de Jalisco, en la mera zona del agave, pues encontramos escenas que nos recrean lo que es la zona de los Altos donde crecen los meros buenos agaves.

Ya no recuerdo si este detalle lo habíamos visto ya, lo encontré en la puerta de la otra hacienda que hay en Vista Hermosa, la que se llamó Buenavista, donde ahora está la Presidencia Muicipal. Esta era la aldaba, de los aretes salía ese hierro con el cual se aporreaba la puerta para anunciar que uno estaba llegando.

Y, como te lo decía. No lejos de allí, unos 15 kilómetros más o menos, pasa el río Lerma, es decir, del lado derecho es Michoacán, del izquierdo Jalisco... México es bello!

4 comentarios:

  1. Preciosas fotos, deberías visitar las haciendas de Lagos de Moreno, también muy interesantes.Excelente tu blog.
    Lucecita

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  2. Precioso!! Invita a imaginar escenas y personajes. Maravilloso!!

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  3. Q maravilla te felicito por esas fotos. Lastima q la jente y autoridades no agan Nada para salvar enta obra De arte. Saludos

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  4. Fantásticos detalles!! Excelentes fotografías siga con esa obsesión de retratar lo antiguo, que yo lo agradezco mucho, es tan fascinante entrar a algún lugar en ruinas!

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