sábado, 15 de enero de 2011

Algunas tomas al Colegio Jesuita de San Martín y San Francisco Javier en Tepotzotlán.

Como ya volví a la vida laboral, esta vez no dispongo del tiempo suficiente para comentar más datos interesantes sobre el edificio que construyeran los Jesuitas en el siglo XVII y que funcionó como sede el Colegio más importante que tuvieron en la Nueva España. Vemos ahora la cruz colocada en la esquina norte de conjunto.

Y esta es la barda perimetral, que limita la entrada principal, lugar que en algun momento fue utilizado como cementerio.

Singular trabajo de herrería que nos muestra el IHS que sirviera como ventanilla para apenas alcanzar a ver quién tocaba a la puerta.

Las únicas tumbas que encontré en el huerto donde quedan vestigios de que fue un olivar, al frente del conjunto jesuita.

Los pasillos de uno de los tres atrios que hay dentro del Colegio. Será bueno notar la cantidad de pinturas que muestran, principalmente, escenas de la vida de San Ignacio de Loyola, fundador de la Orden de la Compañía de Jesús.

Uno de los patios, con la fuente al centro y rodeado de árboles frutales.

Ahora estamos en otro de los patios, el conocido como "de los Naranjos".

Desde aquí alcanzamos a ver otro de los patios...

Y esta es la puerta que nos coduce al huerto.

Mejor ejemplo de lo que es una bóveda de medio cañón no puede haber. La tomé desde la gran terraza que hay en el Colegio y que domina buena parte del pueblo de Tepotzotlán.

Y esta es la pared posterior, la que mira al oriente, del templo de San Francisco Javier. Me intrigan las cruces que he encontrado en una buena cantidad de templos que se levantan precisamente en la parte trasera del altar mayor.

Igual podríamos decir que es el patio de maniobras, que la zona donde conservaban a los animales, o dandole otra categoría y usando término sajón: el back of the house.

Lo que fuera el refectorio ahroa es una sala de exposiciones.

Una partecita de lo que es la enorme barda perimetral.

Los aljibes ya remodelados; esta es una de las dos bocas, toda la parte baja que abarca la fotografía es el contenedor de agua.

Aquí nos damos cuenta de las dimensiones del terreno que ocupaba el Colegio Jesuita. En esta esquina, la que sería la sur poniente, es donde se levanta el nicho a San Miguel Arcángel.

Esta es la parte posterior, que mira al oriente, de la barda perimetral, justo al centro de toda la propiedad, allí vemos, una vez más, una cruz.

La esquina con un torreón, justo en el punto sur oriente.

De lo que pude ver del pueblo, esta es la única casa que se conserva que muestra todas las características de los años ya idos.

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