jueves, 17 de marzo de 2011

La Catedral de Zacatecas, una visita a su interior.

Luego de abrumarnos con lo que es la fachada de la Catedral de Zacatecas, entramos para seguirnos sorprendiendo, esperábamos encontrar la misma fastuosidad en su interior pero no es así, la Catedral ha sufrido varias intervenciones y remodelaciones y en la actualidad contrasta enormemente la austeridad de su interior con el depurado barroco de su fachada.

El primer edificio religioso que se levantó en la ciudad de Zacatecas fue precisamente en donde hoy vemos la Catedral, era el año de 1567, la construcción fue de modo sencillo, con materiales poco resistentes y para 1612 se inicia la construcción del templo que lo sustituiría, el cual se concluye en 1625. Debido al crecimiento de la ciudad, se requería de un templo de mayor capacidad, para 1718 se inicia la construcción del tercer templo.

“Dicho templo resultaría la más ambiciosa empresa, pues se ideaba crear un templo no ya de una nave, sino de tres, lo que llegaría a ser la “Catedral Basílica de Zacatecas”. Para ello se tuvo que derribar varias capillas anexas al templo parroquial existente, entre ellas: la del Santo Cristo y la de Nuestra Señora de los Zacatecas. El tercer templo, ya de tres naves tuvo sus retablos barrocos de madera, los cuales fueron sustituidos por los de cantera, posiblemente diseñados por el arquitecto valenciano Manuel Tolsá entre 1803 y 1847, salvo el mayor, el cual se asegura fue desmontado en 1852, ocasionando así un vacío arquitectónico y litúrgico”. (1)

Nos llama poderosamente la atención el estilo vanguardista de su altar mayor, mismo que tiene pocos meses de haber sido instalado. El escultor michoacano Javier Marín fue el encargado de la obra hecha en abedul finlandés y recubierto en oro de hoja de 24 kilates. Las dimensiones del altar son de 17 metros de altura por 11 de ancho, son cinco kilos de oro los que lo recubren, venidos de las entrañas de las minas cercanas de Zacatecas.

De acuerdo con Marín, la madera de abedul está dispuesta en doce capas, tratadas con la más alta tecnología. Explicó que el abedul es una madera muy estable: “es sumamente duradera y es precisamente lo que necesitamos, una madera que ni se mueva, ni se expanda, que ni se encoja ni reaccione a la humedad; es de mucha calidad”.

En el retablo hay once imágenes, encabezadas por la Virgen de la Asunción, a quien está dedicada la Catedral zacatecana. Santa Ana y San Joaquín, padres de la Virgen María, flanquean su imagen, y en orden descendente hacen lo propio San Juan Bautista, San Agustín de Hipona, Santo Domingo de Guzmán, San Antonio de Padua, San Ignacio de Loyola, y a los costados los zacatecanos San Mateo Correo y el beato Miguel Agustín Pro.

En el altar del lado izquierdo encontramos al Señor de la Parroquia enmarcado en un hermoso conjunto de un neoclásico impactante.

Claro es que si hay un Confesionario, deberá haber un Penitenciario, como es el caso de lo que encontramos aquí.

Aquí vemos parte del altar mayor desde el ángulo donde se venera al Señor de la Parroquia la sobriedad que le da la madera de abedul y el trabajo de lineas rectas es singular.

A diferencia de muchas catedrales, la de Zacatecas sobresale por ese contraste marcadísimo entre su muy elaborada fachada y la sencillez de linea que hay dentro. Aquí el altar al Sagrado Corazón de Jesús, custodiado por San Ignacio de Loyola y San Luis Gonzaga.

El altar a la Virgen de Guadalupe, custodiada por San Francisco de Asís y Santo Domingo es del tipo de pinturas llamadas tocadas, esas que fueron hechas por los copistas autorizados para desarrollar la imagen Guadalupana, en uno de los ángulos aparece la nota de que es, efectivamente una imagen tocada.

San Miguel Arcángel coronando el altar de Nuestra Señora de los Zacatecas.

Y Santo Domingo de Guzmán con el perro que lleva la antorcha en el hocico... el domini cani, el perro de Dios.

Toda una experiencia visitar la Catedral de Zacatecas, procura reservarte al menos una hora para ver con detenimiento todo este recinto.

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