viernes, 10 de junio de 2011

La mina abandonada en Los Gavilanes, en las orillas del mar de Cortés

Seguimos viajando por el extraordinario mar de Cortés, llevamos al mejor guía que puede existir, la región la conoce a fondo, primero caminó toda la península en 1950 y luego recorrió lo que buenamente pudo del Mar Roxo de Cortés en el "Urano", su pequeño bote de vela y ahora, 60 años después seguimos emocionándonos con sus relatos. La zona la conozco medianamente, no llegué a varios puntos, como el que hoy veremos, y, lo confieso, no tenía idea de la existencia de esta mina abandonada, una más en la geografía de la Baja California, esta es de Manganeso y se encuentra abandonada. Se ubica en la parte norte de esa especie de enorme lengua que sale luego de la Sierra de la Giganta y forma la Bahía de la Concepción. La foto de la mina abandonada la tomé del álbum de Bazant.


Vemos ahora una muestra del manganeso, elemento químico utilizado para endurecer el acero, es decir, para darle más resistencia. Podrás apreciar su coloración cosa que cuando se magnifica se vuelve extraordinario. Recuerdo que por ese rumbo vi en Mulegé unos cerros que eran más o menos de ese color, por el rumbo del panteón para ser más exactos. Y al ver la península a través de los mapas satelitales a medida que te vas acercando vas notando la coloración que tiene que se antoja increíble, te recomiendo lo hagas, si tienes el Google Earth vete a la zona entre Loreto y Mulegé y entenderás mejor lo que te digo.



Esta foto la tomé del álbum de Johng650 en ella vemos la parte de la lengua que te comentaba sale de la Giganta y se va metiendo en el mar de Cortés, cuando vamos por la Transpeninsular no alcanzamos a ver esta zona, pues es cuando se mete por lo que es la orilla poniente de la Bahía de la Concepción y esta es la orilla oriental. Estamos llegando a la zona que Fernando Jordán describió así: "Recuerdo que pasamos frente a La Trinidad, el único aguaje de toda la costa entre Loreto y Mulegé, señalado sobre la playa y contra la montaña por media docena de verdes palmeras de dátil. Recuerdo también que en ese mar sin oleaje, que parecía de metal fundido, sobresalían a trechos las aletas -los pescadores les llaman "machetes"- de los tiburones, nadando muy lentos y muy confiados. Cuando uno nos pasó de cerca saqué la cámara y tomé (o creí tomar) una fotografía de su desmesurado machete cortando lentamente la superficie del agua; pero, lo que es de las imágenes entre La Trinidad y Los Gavilanes, no hay una que recuerde ni siquiera vagamente".


Esta es una foto tomada del álbum de Bazant. Seguimos con Fernando Jordán: "Los Gavilanes hacen una visión fantástica. Cualquiera creería, al verlo desde el mar, que se trata de las ruinas de una fantasiosa ciudad abandonada, al estilo de las que nos presentan en Hollywood en las películas del desierto, como aquella de La Atlántida. Cuando menos, las ruinas de Los Gavilanes parecen un sitio arqueológico recién descubierto por los antropólogos y todavía en espera de una reconstrucción. Se trata de un mineral de manganeso abandonado. Las construcciones que se ven desde el mar son muros de concreto y de piedra que acaso iban a servir para bodegas, casas y oficinas. Parece que nunca fueron terminadas, y por eso dan la impresión de construcciones en ruinas. Se levantan a trechos largos sobre las colinas cercanas a la playa y entre todas forman una especie de ciudad milenaria, abandonada y muerta. Lo único que hace reaccionar al espectador y olvidarse de las comparaciones con otros sitios arqueológicos, es la amplia casa de madera de las que fueran oficinas provisionales, y que es la única de color café en todo ese paisaje de grises".


Una foto más de Bazant de un punto cercano a la zona donde estuviera la mina de Los Gavilanes. "No conozco la historia de Los Gavilanes y como no he podido recabarla no puedo contarla aquí. Lo único que se es que sé trata de un mineral de manganeso en el que se invirtieron cientos de miles de pesos y del que se obtuvo algún rendimiento entre 1938 y 1948. Desde entonces la compañía cesó sus trabajos y abandonó el sitio. Posiblemente fue la terminación de la guerra la que causó una baja temporal en el precio del manganeso haciendo incosteables los trabajos. Actualmente sólo se encuentra ahí un velador, pero la mañana que desembarcamos no estaba y los pocos informes obtenidos nos los proporcionó su esposa, una señora que daba la única nota de vida en todo ese sitio fantasmal.


Esto que ahora vemos se llama San Nicolás, está más al sur de Los Gavilanes y más al norte de Loreto, la foto la tomé del álbum de Infobaja. Y Jordán continúa su relato así: "Los trabajos deben haberse llevado con cierta actividad, pues hay muchos caminos abiertos, amplios y todavía en buen estado entre las construcciones interrumpidas y el mineral. Se ven planchas de concreto donde debe haberse cimentado la maquinaria, ya retirada, y grandes restos de madera, mucha de la cual ha sido vendida a últimas fechas. También parece que el lugar se abandonó repentinamente, casi sin preparativos, pues aquí y allá quedan todavía, con su forma original, enormes montones de mineral de manganeso que no fue embarcado. Si a la población que trabajó y explotó el mineral de Los Gavilanes la hubieran matado repentinamente una epidemia, el fantasma de ciudad no habría quedado en forma muy distinta a la que actualmente conserva". (1)


Hay algo, no se que piensas tú, algo en la Baja California que la vuelve misteriosa, atractiva, enigmática. Esta sería una mina más que debemos agregar a las varias que se han ido abandonando, las de sal, las de oro y plata, las de cobre, las de talco, las de ónix, las de mármol, y ahora, añadimos la de manganeso...



Si el tema de la geología y los minerales te interesan, aquí la carta geológico-minera de la zona:





Para leer el artículo sobre la mina de mármol en Baja California, entra aquí:






Fuente:



Jordán Juárez, Fernando. Mar Roxo de Cortés. Biografía de un golfo. UABC-ISC. Mexicali, 2001

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