martes, 5 de febrero de 2013

El templo derruido de Guadalupe en Nochistlán, Zacatecas.

   De todo lo que hemos visto al ir caminando y conociendo de ese modo a nuestro país, del cual me convenzo día a día que para donde voleemos y al sitio que lleguemos, habrá siempre algo extraordinario que ver. Los templos derruidos o abandonados nos provocan una emoción tan especial que se vuelven difíciles de describir. Tal es el caso con este capilla que se ubica al poniente de Nochistlán. Supongo que cuando fue construida, quizá a finales del XVIII, se ubicaba lejos de la población, como en su momento estuvo lejos San Sebastián y que ahora ambos sitios están integrados a la ciudad mencionada.

   La capilla de Guadalupe, lo podemos ver con claridad en la fotografía, estaba hecha de adobe, su techumbre era plana, no de dos aguas, tampoco de medio cañón, era una especie de artesonado, eso lo intuimos dado que se aprecia cómo estaban dispuestas las vigas en forma corrida y con muy poca distancia de separación. Esto lo vemos con claridad en la primera fotografía.

   La razón por la cual digo que esta construcción pudiera haber sido edificada a finales del XVIII es debido a que hubo una especie de "fiebre" de construcción de templos y capillas en honor a la virgen de Guadalupe desatada en la ciudad de México cuando, en 1737 fue nombrada patrona de la ciudad y diez años después, el nombramiento abarcó toda la Nueva España. Ya para 1756 la celebración en honor de esta advocación mariana fue oficializada por el papa Benedicto XIV "otorgó los usos litúrgicos propios que se habían requerido para Guadalupe" (1), esto es, se le concedió oficio y misa propios.

   Del tiempo en que haya llegado la notificación papal a la capital del virreino y de allí se haya difundido por toda la Nueva España y, más específicamente, la Nueva Galicia, no tengo idea pero, ya en el último cuarto del XVIII no había en México templo que no tuviera un altar dedicado a Guadalupe, y población que no tuviera una capilla en su honor. Pero...

   Debemos se precavidos con esta aseveración pues, muy cerca de Nochistlán se estableció uno de los tantos pueblos de indios en el que se depositó una advocación mariana que fue atrayendo su culto en la región: la virgen de Toyahua y, no solo eso, sino que en las proximidades, entendiendo por proximidades toda una extenuante jornada,  de unas 15 leguas, se encontraba otra advocación mariana más: la virgen de San Juan de los Lagos. Rivalidad había, de eso no hay duda. Considerando esto, tal vez la devoción a Guadalupe no permeó hasta comenzar el siglo XIX. Habrá que investigarlo.







Fuente:

1.- Camacho de la Torre, María Cristina. Fiesta de nuestra señora de Guadalupe. Fiestas Populares de México. Conaculta. México, 2001.

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