viernes, 8 de marzo de 2013

Llegando una vez más a la desquiciante y sorprendete ciudad de México.

    Día 34 del recorrido, esta vez vamos rumbo a la ciudad de México, la cual, tiene una área de influencia tan grande, pero tan grande que ya todo lo contenido dentro de la autopista Arco Norte es, prácticamente, zona conurbada de la ciudad. Es cosa de abordar el autobús que me lleva para allá desde Jilotepec, para comenzar a sentir el estrés propio de la gran ciudad. Luego de unos cuantos kilómetros por carreteras estatales, entramos a la Autopista México-Querétaro con sus seis carriles.

    En esa visita que hice a Encinillas estoy dándome cuenta que algo que imaginé es correcto, eso de que la autopista por donde vamos ahora usa buena parte del trazo del Camino Real de Tierra Adentro, con la salvedad de que el camino tocaba los pueblos importantes de la época colonial y ahora, esta autopista lo que hace es evitarlos para hacer el trayecto lo más corto y rápido posible. Cosa que falló en Querétaro, en donde este montón de carriles atraviesa la población de un a punta hasta la otra.

    Nos estamos aproximando a la ciudad, mejor dicho, a la zona conurbada, cruzamos ya la caseta de Tepotzotlán lo cual nos indica que estamos dentro de la mancha urbana y esto es más que notorio con el tráfico desquiciante que hay por allí.

     Y comienzan a aparecer los segundos pisos, la ciudad sigue creciendo....

    Y vemos este monumento que nos recuerda que aquello dicho en "las tres tés" por Carlos Salinas de Gortari durante su campaña política de 1987 de que Transporte, Turismo y Telecomunicaciones serían el eje rector de su administración. Eso quedó bien claro con la cantidad de autopistas que se construyeron por los cuatro rumbos. Aquí una muestra.

    Autos, autos, más autos, camiones de carga, de pasajeros, todos en alocada carrera. Cerros colmados de casas, llegamos al monstruo de los veinte millones de cabezas.

    Desquiciante.

    La primera sorpresa, grande que me llevo, es llegar a este que era el paradero de Rosario, convertido ahora en tremendo centro comercial y un paradero de autobuses propio del primer mundo. Increíble.

    Y ni hablar, a la tierra que fueres, haz lo que vieres... viva el estrés.






     Excepcional el panorama que se ve al salir del Metro en la estación Insurgentes. Las jacarandas floreando cual primavera (cosa del cambio climático).

    Y... ¿qué pasó aquí? esta esquina la crucé durante los tres años que viví en la ciudad de México, vivía por allí; ahora es irreconocible para mi. Se trata de Insurgentes y Niza.

    Y aquí era donde trabajaba... ya no hay nada de lo de antes.

    Tremendos edificios modernos.

    Y los muebles urbanos mejorando.

    Este fue, creo, el primer "rascacielos" de los setenta en el Paseo de la Reforma.

   Y ese emblemático Paseo ahora se tiñe con el color de las jacarandas.

   Y el crecimiento es para arriba... magnífica, siempre magnífica la ciudad de México.

1 comentario:

  1. magnifica sin duda...que contraste la foto de las jacarandas a la salida del metro, yo como espectadora desde el otro lado del monitor ya me estaba estresando y ZAZ me relajé al ver los arboles y la explanada espaciosa...
    Diana

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