lunes, 8 de julio de 2013

Dolores Hidalgo, una visita luego de la profunda restauración que se le dio en el Bicentenario.

   Recordarás que por el 2010 fuimos a visitar Dolores Hidalgo, la "Cuna de la Independencia Nacional" y lo que encontramos, mejor dicho, lo que reencontramos fue ese pueblo que ha tenido la fortuna de no ser demolido en su zona centro en aras de la "modernidad" que a tantas personas les gusta y que han ido devastando poco a poco los centros históricos de los que hace tiempo abundaban en México y que hoy escasean cada vez más. Así pues ese no es el caso de Dolores Hidalgo, por el contrario. Ahora está mejor que nunca.

  Sé de sobra que "el gusto se rompe en géneros" y que habrá muchos (seguramente los puristas o los sempiternos inconformes a los que nada les gusta), y dirán que a Dolores Hidalgo lo que le hicieron fue una especie de maquillaje escenográfico para dejarlo listo para las fotos del Bicentenario, yo no lo creo así, pienso que ese fue uno de los mejores gastos que se hicieron durante las conmemoraciones de los 200 años de Independencia, que bien sabemos no son los 200 de la Independencia sino del Inicio de la Independencia, como quiera, ya vendrá el 2021 para celebra otro Bicentenario más.

  Ahora, una vez que las "aguas se han calmado" en el asunto de lo que se gastó y no se gastó y lo que no se gastó adecuadamente durante los festejos, lo que vemos es un pueblo que, si algo te manifiesta es esa esencia de pueblo antiguo que, luego de una remozada quedó más atractivo que nunca, así pues, vamos a ver que tantos detalles encontramos tan solo en las proximidades de la Parroquia, del Jardín Principal y de lo que conforma propiamente el primer cuadro de este Pueblo Mágico, que es además, la Cuna de la Independencia Nacional.














   ¿Cuántos fueron los pesos invertidos? ¿250 millones? Creo que esa fue la suma que se gastó para la restauración de la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores en Dolores Hidalgo. Aquella vez, en el año del Bicentenario, vimos como estaban trabajando las cuadrillas de restauradores en los detalles de pintura, que son en verdad excepcionales, eso te lo platiqué en su momento. Ahora, luego de dos años, puedo ver el interior del templo sin andamios y sin operarios que van y vienen con escaleras y toda la parafernalia necesaria para los trabajos de pintura y lo que encuentro es un resultado magnífico.












 
  Pero, lo que verdaderamente, como dice el anuncio "no tiene precio" es este detalle que creo rebasa todos los tintes de nacionalismo que podamos imaginar: el águila símbolo de Juan el Evangelista, pero no se trata de un águila común, se trata de aquella que dio la señal de que bajaría a un nopal para devorar una serpiente, es decir, el águila del escudo nacional... ver para creer. Esto es, creo yo, un nacionalismo post modernista y... exacerbado, además.

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