sábado, 12 de abril de 2014

De pebeteros, calendarios, fuegos, Oimpiadas y recuerdos.

"El mito azteca cuenta la historia de un pájaro llamado 
quetzal (la serpiente emplumada) que en el principio 
más anterior de los tiempos, se robó el fuego
 y se lo llevó a los cielos, pero compadeciéndose 
de los hombres, compartió su tesoro y ellos en perpetuo 
agradecimiento lo divinizaron y lo llamaron Quetzatcoalt".

   Si me has leído desde que comencé El Bable, o al menos en los últimos cuatro años sabrás de mi grato recuerdo del 68, año en que las Olimpiadas se celebraron en México, año en que la televisión se volvió a color, año en que la Olimpiada Cultural pasó por Salamanca y pude deleitarme con estupendos programas, año en que varios productos de consumo, Gansitos, Chcolate Milo, Jabón Escudo, incluían en sus empaques objetos que nos recuerdan el inicio de la modernidad en los diseños gráficos de los Juegos Olímpicos. Con ese antecedente sucede que hace poco, visitando el Museo Nacional de Antropología, en una especie de "reencuentro" que con él tuve, lo primero que me impactó fue ver, a la entrada, uno de los pebeteros que se usaron durante las varias ceremonias de recepción del fuego olímpico que se celebraron días antes del 12 de octubre, cuando fue la inauguración, en la foto anterior lo vemos y en ésta, que tome en la sala mexica, vemos dos de los pebeteros originales que sirvieron de modelo para el usado en la Olimpiada del 68.

   Por fortuna hay gente pensante y creativa en México, por fortuna hubo (aunque hay quien diga que no) Gobiernos que quisieron mostrar lo mejor de México a los visitantes de todo el mundo, y sucedió que, el equipo de creativos del Arq. Pedro Ramírez Vázquez ideó varias ceremonias en las que las antiguas tradiciones mexicanas se recreaban dentro de la filosofía de los Juegos: "Ofrecemos y deseamos la paz a todos los pueblos de la tierra", mejor tema no se pudo encontrar: la ceremonia y ritual del Fuego Nuevo del Xiuhmolpilli que se realizaba en el Hizachetécatl, ese que conocemos como Cerro de la Estrella en Iztapalapa, cuyo monumento vemos en la fotografía.

   Y sucede que, bien lo sabes (si es que lees todo lo que publico), luego de la ciudad de México seguí por los valles de Puebla y de allí a Veracruz y, caminando por las calles del puerto topo con esta imagen que hizo detener mi camino y durante varios segundo quedar casi, casi estupefacto, al ver que, afortunadamente a alguien se le ocurrió rescatar del olvido aquello que, luego de casi medio siglo fue el objeto central de conversaciones y de artículos periodísticos en la prensa mundial: el pebetero de México68.

  Éste y el que vi en la explanada de Antropología, fueron de los realizados por el artista Rafael Guerrero para los XIX Juegos Olímpicos, estando allí, esta esquina de 16 de Septiembre y Mariano Abasolo del puerto busqué la puerta de esto que aparentaba un centro deportivo, en efecto, cuando lo rodeé vi varias canchas una piscina, entré y pregunté y... (claro es), la respuesta fue "quien sabe", crucé toda una cancha y llegué a ese encuentro con el pebetero, arrinconado literalmente, sin placa alguna que les diga a las nuevas generaciones qué fue, para qué fue, cuándo fue. Como quiera, por fortuna, no ha acabado en una fragua volviéndose un bloque para luego hacer de allí algún objeto.

  Ahora me entero que fueron dos los Pebeteros Olímpicos que llegaron a Veracruz, uno de ellos para la ceremonia de recepción del 6 de octubre de 1968 que hubo en la plaza principal del puerto y que -dicen- se conserva aun, pero un poco escondido, de haberlo sabido me asomo para verlo. Gracia al blog Veracruz Antiguo lo podemos ver.

  Este es el "otro" pebetero, el que se usó en "otra" ceremonia que hubo en el estadio Luis de la Fuente, realizada también el mismo 6 de octubre. El pebetero, lo leo en el mismo blog, fue luego trasladado a una glorieta frente al edificio de Bomberos y luego a la unidad deportiva en donde se localiza en la actualidad. Y leo en ese blog, que, además hubo (¿seguirá allí?) una placa conmemorativa en el punto del Malecón por donde entró el fuego olímpico a tierra firme en México.

  Y si te preguntas que cuál es la importancia de que estos pebeteros sean rescatado, pues lo que pienso es en el fuerte simbolismo que guardan, más allá de la única e irrepetible serie de ceremonias realizadas durante unos Juegos Olímpicos, como lo fueron las realizadas desde Veracruz hasta Teotihuacán durante los seis días que duró el traslado del fuego al Estadio Olímpico de Ciudad Universitaria, es la razón del rito ceremonial en tiempos antiguos, el Xihumopilli, o Toxiuhmopilli, o "atadura de los tiempos", que se realizaba cada 52 años.

   En la cosmovisión mexica, basada en la dualidad, lo que allí se veía era la unión del Xihupohualli, calendario solar, con el Toanlpohualli, calendario lunar que, solamente cada 52 años coincidían. Cosa que recién sucedió (a manera de ejemplo) en 2012, el ya mítico 21 de diciembre, cuando, de acuerdo al Calendario Maya, se marcó ese día la coincidencia de los tres calendarios.

  Se tiene noticia de las fechas en que se celebraron esas ceremonias rituales del Fuego Nuevo: 1351, 1403, 1455 y 1507. La siguiente sería en 1559 pero, para entonces los evangelizadores ya se habían encargado de anular todo ese tipo de rituales, más aun, luego del Concilio Mexicano de 1555 y la declaración de Señor San José como el Santo Patrono de México. Siguiendo la cuenta de la atadura de los años, las del siglo XIX serían en 1819, en plena Guerra de Independencia; en 1871, en plena República Reinstaurada. Para el siglo XX serían en 1923, cuando Alvaro Obregón gobernaba; la otra fue en 1975, cuando Luis Echeverría andaba en su onda de "arriba y adelante". Para nuestra época, si es que logramos llegar, la siguiente atadura de los años será en 2027, dudo que entonces se realice alguna ceremonia.

   Pero, siempre hay un pero, si las "ataduras de los años" eran importantes, cuando éstas se unían al concepto de dualidad, entonces se potencializaban y los ceremoniales eran aun más intensos cada 104 años pero, esa, esa es ya otra historia....






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