viernes, 30 de mayo de 2014

Por el Oriente de Yucatán: Siguiente escala en el camino: Xcalacoop y su interesante panteón.

    No, no se trata de una escenografía, es la pura realidad. Lo encontré en la capilla del panteón del pueblo, es decir, la Comisaría, de Xcatakoco, municipio de Tinúm, Yucatán, sitio que se localiza a unos 7 o 9 kilómetros al este del Cenote Sagrado de Chichén Itzá y es una muestra clara de los usos y costumbres de la región maya de Yucatán. Pero vamos por partes.

    Comienza el día dentro de una, más que santa, envidiable paz en la selva baja de Yucatán, luego de pasar una segunda noche en Yaxuná, la cual, nuevamente estuvo aderezada con una lluvia pertinaz que se sucedió a lo largo de la noche, por lo tanto fue fresca, muy contrario al calor que pensé padecería esas noches pero, con este cambio climático en el que estamos imbuidos, siendo tradicionalmente el mes de mayo cálido en la península, estas noches no lo fueron, por el contrario, la temperatura bajó en la noche. No iba preparado, me puse un par de camisetas para aguantarla, amanecí con resfriado, mismo que se nulificaba con la extraordinaria paz interior que logré en estos días selváticos.

    Bien me pude quedar un par de noches más y colaborar en la limpieza de la comunidad, tomo nota y, si me es posible, regreso para ayudar en lo que me fuera posible para el mejoramiento del pueblo de Yaxuná que, si de por sí es bello, con una buena limpiada brillaría entre los puntos sobresalientes a visitar en Yucatán, más aun, pensando en la cercanía que hay con Chichén Itzá, zona que es visitada diariamente por varios miles de turistas. La idea la tengo ya anotada, veremos que pasa más adelante.

    Desde ayer, cuando fue la fiesta de Yaxuná, al mediodía ya todo había regresado a la normalidad, la vida cotidiana se desarrollaba cuan regular es, con mayor razón en este nuevo día. Me habían dicho que a las 7 y a las 8 pasaba un taxi colectivo para Pisté, así que con paso lento recorrí por última vez la plaza, me detuve de nuevo frente al Cenote, nuevamente me admiró ver la espadaña que cuenta una historia de antigüedad y de abandono, algunos niños enfilaban, mochila en mano, rumbo a la escuela, en eso pasó el taxi, lo abordé y me seguí regocijando en el paisaje sereno y tranquilo luego del pequeño temporal que sucedió. Pasamos por una comunidad en la que se veían vestigios de una capilla, es eso que se ves en la fotografía, se trata de una pequeña comunidad, ranchería les dicen por acá, se llama Popolá, más adelante pasamos por Chendzonoc.

    Poco más de media hora de camino y llegamos a Pisté que es el pueblo que da servicios a la zona arqueológica de Chichén Itzá. En este sitio hay todo lo necesario, además de tiendas, farmacias y restaurantes, hay hoteles de todo tipo, uno magnífico, el Hacienda Chichén, otros muy buenos, otros medianos, además de hostales y sitios propios para los turistas tipo backpack... Ah, que recuerdos.. cuando mochila al hombro lo único que hacía falta era tiempo para andar y andar y conocer y conocer más sitios. Recuerdo que la primerísima vez que vine por acá, en 1980, cuando el turismo era un espejismo por la zona, el aeropuerto de Cancún no operaba ese día por algún motivo, así que el avió aterrizó en Mérida y de allí, en camión seguimos a Cancún, a mitad de camino, cuando era esta una carretera muy estrecha, de pronto, en una curva, apareció del lado izquierdo la pirámide del Castillo, quedé en éxtasis y, estando ya asentado en Cancún, me marqué como primer objetivo visitar Chichén. Es por eso que conocí el Hacienda, fueron de esos días memorables que difícilmente olvidar. Pero esas son otras historias, ahora lo que estaba pensando es en recorrer Chichén por décima vez para admirar las nuevas restauraciones o seguir puebleando. En la disyuntiva estaba cuando un autobús repleto de turistas paró frente al restaurante en donde desayunaba, uno, otro y otro más bajó del autobús, en ese momento la decisión estaba tomada: sigo la puebleada.

   Hay un punto en Pisté que los locales llaman "la isla", no es otra cosa que un camellón junto a la carretera, es el punto en donde autobuses que van de Mérida a Cancún paran constantemente, es un servicio de segunda, por lo que irán parando en las docenas de comunidades que hay a lo largo de la carretera. El precio es realmente bajo, y tienen aire acondicionado, pero, en ocasiones hacen tal cantidad de paradas que el viaje se vuelve eterno, ahora que, para la puebleada, si no sincronizas bien los horarios, de pronto se vuelven tediosas esperas. La alternativa es usar los taxis colectivos. Allí en esa parada llamada "isla" están los colectivos a Valladolid, en uno de ellos abordé y en la primera parada, apenas 15 minutos adelante, luego de rodear la zona arqueológica -que es enorme- me bajé, el pueblo se llama Xcalacoop, pedí la parada antes del centro, pues vi algo fantástico a la vera del camino...

    Un panteón con todas las características propias de los usos y costumbres que sobreviven del pueblo maya en la actualidad: la planta cuadrada, rodeada de nichos. El color azul (tema del que hemos hablado anteriormente) salpicando el recinto. Y la pregunta surge: ¿por qué en Yucatán los cementerios están dispuestos de esta forma? La respuesta me la dieron cuando le pregunté, frente a un traductor maya-español, a una persona que sabía la respuesta:

    La tradición establece que, al centro del panteón se realizará el entierro, igual que en cualquier otra parte del país, con los mismos ritos de la misa de cuerpo presente, la fosa, el cajón de acuerdo a las posibilidades económicas de los deudos, la tumba, (que acá es una pequeña "casita", encima de la fosa), y, sucede que, a los tres años del fallecimiento, los restos son exhumados, limpiados y colocados, los huesos, en una caja, regularmente de madera, en los nichos familiares que hay en rededor del cuadrángulo. Allí serán colocadas las cajas, como en estanterías, las cuales igual están abiertas que cerradas.

    Será bueno aclarar que, esa tradición de lavar los huesos cada víspera del Día de Muertos, no es de toda la península de Yucatán sino exclusiva de un pueblo de Campeche: Pomuch, que efectivamente tiene su origen en la cultura maya, pero que sólo se sigue practicando en ese sitio, en el resto, es solo la exhumación al tercer año y la consecuente limpieza y lavado de huesos pero no quiere decir que se haga cada año, la excepción a la regla ocurre en el mencionado Pomuch.



 




 




 

    Interesante, enigmático, curioso, muchos adjetivos podemos aplicar a esta visita al panteón de Xcalacoop. El pueblo tiene un nombre un poco más largo, de pronto se confunde con una playa en el estado de Quintana Roo: Xcalacoco, pero acá andamos en X-Calacoop de Hidalgo, Municipio de Timún, Yucatán. El nombre anterior era el de San Felipe Xcalacoop.

    "Pueblo San Felipe Xcalacoop se localiza en el municipio de Tinúm. El clima predominante es cálido subhúmedo, con lluvias en verano, presenta una temperatura media anual de 26.3ºC. Algunos de los atractivos turísticos de el municipio de Tinúm son La iglesia de San Antonio de Padua que cuenta con festejos el 12 de junio. La zona arqueológicas de Chichén Itzá, San Juan Holtún, Tikincab, San Francisco Semé, Canahum, Halacal, Xnabá, Dzibiac, Bacancú, La Venta y Pisté. El municipio de Tinúm Colinda con los municipios de Espita, Chankom, Kaua, Uayma, Dzitás y Yaxcabá".

 Y a cada capillita, le llega su fiestecita, así reza el dicho.




Interesante la visita que acabamos de hacer. Es hora de caminar al paradero, frente a la comisaría, pues la próxima escala en este viaje por el Oriente de Yucatán es: Káua.

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