lunes, 15 de junio de 2015

Formas y colores: Las flores vistas por El Bable

   No estoy descubriendo el hilo negro al decir que todas las vivencias infantiles te marcan de por vida, eso lo sé muy bien, pero también sé que una de las tantas cosas que me gustaban en aquellos años era el domingo, acompañar a mi mamá al mercado, no a cargar la canasta, sino para ver los colores, sentir los aromas, olores no gratos en ocasiones, y todo lo que en ese espacio se desarrollaba. Verla negociar era toda una lección, tenía maestría en el regateo, y casi siempre, el final del recorrido nos deteníamos con el marchante de flores, comprábamos una docena de gladiolas blancas que pararían en la mesa del comedor. Agreguemos que en la casa había un jardín y allí con la perfección que el tiempo tenía antes del cambio climático, cuando comenzaban a aparecer las azucenas, eso indicaba que estábamos ya en la Semana Santa. Los olores que producían los azahares del limonero y del naranjo agrio eran embriagadores, de pronto, comenzando la primavera, la jacaranda comenzaba a vestirse en su característico color lila, a la vez que el durazno se tornaba rosa y el guayabo, más adelante se llenaba de flores de un blanco amarfilado, todo el año había rosas, violetas y otras variedades que no recuerdo. Tal vez sea allí en donde nació mi afición a ver y, sobre todo, admirar a las flores. Con esa idea te comparto esta vez una serie de fotografías que a lo largo de este primer semestre de 2015 he ido tomando por distintos lugares de México por los que he pasado.














































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