sábado, 16 de abril de 2016

Cuando las bodas ocurren en los sexenios (o cuatrienios)

  Nepotismo fue una palabra que aprendí en los setentas, tiempos de López Portillo pues, se decía mucho de lo que ocurría y, de la mano con la corrupción, se mencionaba una y otra vez. Lo de la corrupción lo entendía por la cosa de la "mordida" y mira a donde hemos llegado luego de 4 décadas. Pero no se trata de hablar de eso (directamente), sino de lo que implica aprovechar el momento y casar y volver un matrimonio, una boda, en un acontecimiento social que va directo a las páginas de la historia.

  Por más que busqué tanto en la red como en algunos libros, una imagen de la boda de Amanda y Nacho (Díaz Quiñonez ella, de la Torre Mier él) no la encontré, y una imagen fabulosa que sé en que libro está y que en la red no tiene la suficiente nitidez, no la incluí para ir aderezando esta entrada relacionada a las bodas. En cambio encontré esta foto que se ve a don Porfirio con Carmelita saliendo de un templo muy bien adornado que nos dice fue (seguramente) una boda pero no tengo el dato. A la foto y la boda que me refiero es a la de Boda de Don Eustaquio Escandón y Barron, márques de Barron, con Doña Guadalupe de Landa y Lozano, pero, ojo, esa boda no fue en México, sino en Londres, al poco tiempo de que Díaz salió de México exiliado, fue el 14 de octubre de 1911.

  Entre 1913 y 1914 Victoriano Huerta era el Presidente de la República, y su hija Luz Huerta Águila, casó con Luis Fuentes Basauri, creo fue en agosto de 1913.

 De lo de las "carranceadas" ya hemos hablado antes, ahora lo que vemos es la boda de la hija de Venustiano Carranza, casada con el general Cándido Aguilar.

  Alvaro Obregón  tenía hijos muy chicos cuando fue Presidente de la República, pero fue padrino en la boda de Josefina Fernández Almendaro que casó con Miguel Alesio Robles.

  Aquí no damos nombres, pero son varios de los Dorados de Villa en una boda colectiva en la Hacienda de Canutillo.

  1933, fue la boda de Consuelo Pani, hija del Secretario de Hacienda, el padrino fue el (ex) general  Abelardo Rodriguez. Habrá que recordar un episodio por demás intenso en la historia de México (la historia no oficial) cuando Pani se enamora de una española... la Gitana.

  Álvaro Obregón, padrino en la boda de Hortensia Elías Calles. Cabe mencionar que el padre de la novia no fue a la boda por las claras ideas anticlericales que tenía... pero es curioso que esas ideas las comenzó a implementar Obregón, y él sí estuvo en la boda religiosa... curiosidades y antagonismos de la historia.

  La boda de Beatriz, hija de Miguel Alemán, sobre la boda, no de la hija, sino de los padres de Beatriz, encuentro en Wikipedia una reseña: "Tres años duró la relación que culminó en matrimonio, efectuado el viernes 17 de enero de 1931. La ceremonia religiosa se llevó a cabo en la vieja parroquia de San Cosme; localizada en la calle Serapio Rendón número siete de la colonia San Rafael en la delegación Cuauhtémoc. Fueron los padrinos del novio la señora Tomasa Valdés de Alemán y el licenciado Eugenio Méndez Aguirre; por parte de la novia acudieron como padrinos su madre Columba Mendoza de Velasco y su hermano Luis Velasco Mendoza. Al término del acto religioso, se efectuó la boda civil en casa de los padres de Beatriz, a donde acudieron en calidad de testigos los amigos de la familia Velasco Agustín Toussaint e Ignacio Cairo, siendo también partícipes Melchor Ortega y Lamberto Hernández. Después de verificadas ambas ceremonias, se ofreció la recepción en el restaurante El Retiro, donde se sirvió un gran banquete a los invitados. La boda de Miguel y Beatriz fue un acontecimiento social, que salió en los periódicos de la época. La joven pareja pasó su luna de miel en la ciudad de San Antonio, Texas; lugar al que llegaron por tren."

 Esta no es una boda asociada a los Presidentes mexicanos, pero ocurrió en México, cuando los XIX Juegos Olímpicos, se trata de la gimnasta Vera Chavslaska, (tal vez no se escriba sí) que decidió casar aquí, en plena Olimpiada.

Y de los matrimonios que siguieron luego... pues luego hablamos, hasta el del Vicentillo.


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