domingo, 7 de mayo de 2017

Un claro ejemplo de lo que eran las fiestas de barrios en el siglo XVIII

  Para entender mejor el documento que a continuación comparto es necesario hacer algunas anotaciones. Los hechos ocurren en Salamanca en el último cuarto del siglo XVIII. Para entonces la población tenía calidad de Villa, como la tuvo desde su fundación. Originalmente eran dos pueblos de indios los que contaba, uno, al oriente, de otomís, fundado en 1655 de nombre Nativitas; el otro al poniente fundado poco antes, llamado San Pedro. Ya en el siglo XVIII se habían agregado, en calidad de barrios, algunas congregaciones más de indios, como San Antonio al norte, Nuestra Señora, también al norte y Señor San Roque al poniente. La población, digamos que, urbana, era de unos diez mil habitantes, aproximadamente. Muchos espacios quedaban vacíos entre la Villa, los pueblos y los barrios, todos eran tierras de sembraduría y huertas.

  La "mancha urbana" de entonces se reducía a cuatro calles que corrían oriente-poniente y a seis de norte-sur, por lo que los barrios eran distantes. Había un templo Parroquial, dedicado a San Bernabé un templo del Hospital de Indios, también en el centro, en el que se veneraba la imagen de Cristo conocido ya desde el XVII con el nombre de El Señor del Hospital que es el de la siguiente imagen. Cada barrio y pueblo contaba con su capilla, en el caso de Nativitas y San Pedro con su mayordomía, los demás también lo tenían pero eran propiedad de algunas familias.

   El barrio del Señor San Roque está próximo al de San Pedro, junto a San Pedro hay una capilla conocida por el nombre de El Señor de las Maravillas, que es la imagen que sigue. Contamos con documentos que dicen de la bendición de la primera piedra el 30 de mayo de 1908, se refiere a la capilla actual que es la que vemos en la primera imagen; quizá allí hubo una capilla primitiva, pero no cuento con documento alguno como tampoco lo tengo de la capilla del barrio de San Roque, en donde se dice que fue en 1913 cuando se construyó. Por lo tanto cabe la posibilidad de que el documento que veremos a continuación era la ermita anterior a la del Señor de los Milagros pues ahí se menciona la veneración de un Cristo, sin especificar cuál nombre le daban.

  Si analizamos la circunstancia que se relata, los hechos pueden aplicarse para cualquier otra población dado que lo que ocurría en el Villa de Salamanca igual pudo haber ocurrido en otro pueblo o villa del centro de México, sea en el Obispado de Michoacán que en el de México pues la vida discurría prácticamente igual en todos lados. Me llama la atención el hecho de las danzas, de las fiestas religiosas que son los antecedentes de las actuales ferias.

En la Villa de Salamanca en veintiséis días del mes de Abril de mil setecientos setenta y nueve años: el Sr. Br. D. Salvador Sebastián Nieto Cura Coadjutor, Vicario y Juez Ecco de esta dicha villa, y su partido por el Illmo Sr. Dr D. Mtro. Juan Ignacio Rocha, dignísimo Sr. Obispo de Valladolid de Michoacán del Consejo de su Majestad mi Señor.

 Dijo que en atención a que en el barrio de indios llamado de Sn. Roque, inmediato a la villa está una ermita en que se venera un Sr. Crucificado y con el pretexto de que tienen que hacerle función el día de la Ascensión, están ensayando bailes profanes y el peligrosísimo uso, a la vida humana de volantines, con ciertos ensayes, están cometiendo gravísimos desórdenes en perjuicio de sus almas y gravísimas ofensas a Dios por estar fomentando sus borracheras, y como el temible también sus incontinencias y otros delitos escandalosos a los que no se puede ocurrir prontamente con el remedio por estar considerablemente distante del centro de ésta villa de todo lo que no solamente está informado por personas timoratas, celosas de la honra de Dios, y del bien de las alamas y de que con dichos ensayes están alborotando a los vecinos principalmente niños de ésta villa a que vayan  por la tarde y continúen en la noche, con músicas y gallos paseándose por las calles de dicho barrio hombres y mujeres juntos de las que algunas amanecen borrachas en las mismas calles, no habiendo allí ronda que se los impida, sino también les consta a algunos de los desórdenes pues aún tienen en la cárcel a uno de los indios bailadores, por haber tenido atrevimiento de inquietar a una doncella que estaba mirando sus ensayes cuyo hecho según se le informó iba a dar motivo a un escandaloso alboroto entre los mismos indios quienes habían tomado piedras y unos contra otros y principalmente porque habiendo su merced ido el día veintidós del corriente a visitar dicha ermita al entrar en ella acompañado de mí el infrascrito Notario, halló la capilla llena de indios hombres y mujeres, todos parados y dando unos gritos des entonadísimos que causaron espanto y a un indio borracho bailando con un sahumador en las manos quien entre tanto que a su merced separó a los indios por el desorden se desapareció habiendo preguntado quien era se le respondió que era el maestro volantín.

  Y para entrar las graves ofensas a Dios lo primero lo segundo para practicar su merced lo que se le manda en las Ordenanzas del Obispado, párrafo 601 y para atajar el error que tienen los indios de que con estos bailes profanos, volantines y músicas, dan culto a Dios diciendo así que esto no es más que cebo (¿) de sus borracheras y ocasión de muchas ofensas a su merced a lo que da el barrio bastante ocasión por no haber en él justicia que lo supere, como lo comprueba el hecho sucedido habrá un mes poco más o menos de haber muerto a uno de una pedrada en cierto alboroto que hubo y finalmente para que los indios tengan la debida obediencia y subordinación a su merced, la que no tienen en el día pues habiéndole mandado su merced verbalmente al dueño de dicha ermita que compareciera al siguiente día ante su merced no lo ha practicado. Mandaba su merced que con el impartimiento del auxilio real que para ello se impetre y haga comparecer en éste juzgado a dicho dueño que es Lorenzo Vázquez y se le notifique que traiga a la soberana Imagen del Señor Crucificado a la Iglesia Parroquia de esta Villa en donde se tendrá depositada hasta que convenga y que se le notifique asimismo a los mayordomos de dicha función que José Santiago el zapatero y Pascual Mancera y a los otros que concurren a la danza haciendo para que el principal como el Monarca que lo es José Martínez indio del pueblo de Nativitas y al que tiene el cargo de la Mayordomía que lo es Antonio Lancón que se abstengan de esas danzas advirtiéndoles que no es culto a Dios ni agradan a su Majestad con dichos bailes, volantines y música profana y que antes son ocasión de gravísimos pecados con que provocan la Divina Justicia para que envíe sobre ellos algún castigo. Para que esto tenga el efecto y obedecimiento debido que se exhorte de parte de N.S. Madre Iglesia y la de su Merced se le ruegue y encargue al Alcalde Ordinario de esta villa el Regidor Dn. Francisco Martínez de Castilla que por su parte impida dichos volantines y bailes profanos e imparta su auxilio para que se conduzca al Sr. Crucificado a la Iglesia Parroquial y para que el dueño de la ermita y los que hacen principal papel en esta función comparezcan ante su merced, para instruirlos en los puntos dogmáticos de Nuestra Sagrada Religión Católica.

Y por este Auto, así lo mando. Proveyó y firmó su merced de que yo el Notario doy Fe. Br. Salvador Sebastián Nieto, ante mi Pedro Joseph de Cos y León.

  Vemos muchas cosas, una de ellas la "propiedad" de capillas y ermitas en manos particulares, vemos que ya en las fiestas religiosas se combinaban con diversiones del tipo "pagano", que el alcoholismo seguía arraigado... así eran los tiempos novohispanos del siglo XVIII. El documento que vimos lo encontré en el Archivo Parroquial de Salamanca, no está aun clasificado.

 Esta fue la fiesta de San Roque en el barrio de ese nombre en Salamanca, en 2015.

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